Todo septiembre y lo que llevamos de octubre pasando calor y de repente un día todo se tiñe de gris, empieza a llover, hace un frío terrible y con todo esto llega mi vieja y gran amiga la depresión. No sé cuándo conseguiré acostumbrarme a esto de que el verano
se ha acabado y ahora llegan los
días grises y fríos; las
tardes enteras
sin salir,
haciendo deberes y estudiando; el
echar de menos a toda esa gente que has conocido; tener la nariz
roja permanentemente; y llevar el
paraguas siempre encima. Espero asumirlo pronto porque ,si no, no aguanto. Tendré que guardar el espíritu veraniego en un cajón y sacar al cerebro y los abrigos a pasear, que parece que ya es la hora...
Aunque al menos esta vez la depresión está un poco contrarrestada por la fiesta (muchos bailes, muchas risas, demasiados gritos, momentos inolvidables, los tacones en la mano, y un domingo por la mañana ronca y con dolor de cabeza) de el pasado sábado, la que se presenta para este fin de semana y ese puente tan esperado de la semana que viene. Dentro de lo que cabe, las cosas están bastante bien, no me puedo quejar.
Además la semana pasada estuvo bastante bien: me pasé casi todos los días cantando en clase, como una estúpida felíz, con una amiga. Al fin fui de compras (luego os pondré alguna foto de lo que compré). Y me dejé llevar un poco por mis impulsos, que creo que debería hacerlo más a menudo.
Bueno, y después de esta retaila os dejo unas fotos que hice con mi hermana cuando todavía hacía buen tiempo ( -.-' ) y otras que he hecho en momentos de aburrimiento.
Ahora llegan las del queridísimo aburrimiento jaja
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Bueno, esto se está alargando mucho más de lo normal así que lo dejo por hoy. Mañana pondre más fotos de aburrimiento, que sí que lo hay a montones jaja
UN BESO GRANDÍSIMO :)
Los imposibles también existen, son los que hoy me hacen decirte: ¡Qué la fiesta empiece ya!